domingo, septiembre 26, 2010

Empecemos al final


Siempre escribo las cosas para verlas desde fuera, y hoy necesito dejar constancia de un sentimiento, de una sensación.

Cuando me enteré que estaba embarazada de nuevo lloré a moco tendido, porque no era lo que deseaba, no en ese momento. Claro que quería un tercer hijo, pero tal vez mas adelante, ya lo habíamos hablado, estaba en nuestros planes, pero planes futuros. Y llevaba meses viendo que nuestra relación desaparecía (por decirlo de un modo discreto y bonito), confíe en el universo. No iba a quedarme embarazada de dos ocasiones en 6 meses y sin regla, ¿no? Pues sí.

Aún no comprendo porque él se alegró al ver el predictor mientras yo lloraba sentada en el wc desconsolada pensando en lo que se me venía encima. No lo deseé. No deseé ese bebé.

En un primer "distanciamiento matrimonial" pedí hora para abortarlo. Si me sentaba fría y pensaba en mi futuro con dos hijos menores de 3 años podía salir adelante, me costaría pero podría. Si pensaba en lo mismo pero embarazada 9 meses y luego criando un recién nacido....buff, era mucho mas jodido, no podría trabajar y mantenernos. Estaba claro, era la opción mas cuerda. Si tenía que separarme no lo iba a hacer embarazada, no era razonable, no era la opción más fácil. Y así opinaba todo el mundo a mi alrededor.

Pero por lo visto nunca he sido demasiado razonable.

No fui a la cita en la clínica. Me pasé los tres días previos sin dormir, llorando, buscando alguien que me diera una solución, incluso hubo a gente que le dije que lo había perdido...quería ver cómo me sentía al decirlo. Fue una puta mierda.
Asi que tiré adelante con el embarazo, a pesar de mi separación.

Me iba manejando, monté muebles sabiendo que debía hacer reposo por una placenta previa. Hasta que un sangrado me dio un toque de aviso. De camino al hospital con una amiga, habiendo dejado a los niños durmiendo de madrugada con otra amiga....deseé que sucediera de forma natural lo que no tuve cojones a hacer aquel día. Pero no quería que pasara nada. Quería pero no. Mi cabeza estaba encerrada, sin salida. Pero ella estaba bien, pero corriamos riesgo ambas.

Los niños tuvieron que irse con él, lo que llevé fatal. Me sentía sola. Mis hijos llenan esos vacios, sin ellos el eco es aún mayor.
Cuando salí fuera de peligro volvieron conmigo. No sin antes tener otro susto con un desmayo comprando.

De las cuestiones laborales mejor ni hablar, porque tengo que ir mendigando dinero para todo. Ahora mismo soy una carga para mi padre y su mujer, y para mis amigos. Y eso me jode, me jode mucho. Pero sé que es temporal, que en unos meses, quizá un par de años yo podré devolver favores, tanto económicamente como emocionalmente. Intento dejar esa cuestión para cuando pueda encargarme de ello.

Saudade es la hija que llevo dentro, y ahora esta llegando su hora de salir al mundo. De luchar en esta mierda de mundo desde fuera de mi vientre. No puedo prometerle que vaya a ser fácil, pero al menos le puedo prometer unos hermanos y una madre que siempre estarán con ella.

Sade, es cierto que no te he querido. Es cierto que he deseado que pasará lo peor. No sólo para ti, también deseé que ocurriera algo horrible para mi, por desear el mal que te deseaba a ti. Me vi en la bañera tropezando, sangrando, perdiéndote y perdiéndome a mi misma. Pero me recordaba que tenía dos hijos...dos hijos y medio, mejor dicho. Que era egoista, y desde luego no de muy buena madre. Ni siquiera de buena persona. Pero cuando te sientes tan sola, abandonada y triste por la cabeza se te pasan muchas ideas absurdas.

Sade, pero también es cierto que he luchado por dentro para seguir adelante. Seguir con todo. Que te he imaginado durmiendo con tus hermanos y conmigo en la misma cama, peleándonos con Candela por la sábana que ella se apropia siempre. Ya te he visto en el patio gateando detrás de tus hermanos el próximo verano. Te he visto enganchada a mi teta, Urbez en la otra y Candela esperando su turno. Te he soñado como dice Candela que serás, rubia y de ojos azules (como tu padre). Te he visto sentada en el sofá merendando mientras veis los dibujos los tres. Incluso me he visto cenando en la mesa del salón cuando ya erais los tres adultos y teníamos conversaciones de semiadultos.


Sade, también te he pedido perdón ya por muchas cosas. Te he pedido perdón por desear perderte.
Te he pedido perdón por no vivir como una familia modelo: madre, padre, hermanos y perro.
Te he pedido perdón por el futuro, cuando te vayas los fines de semana con tus hermanos y con ese que decimos que es papá pero con quien tu no has pasado las noches ni has visto llegar a casa del trabajo.
Te he pedido perdón por si en algún momento rehago mi vida sentimental y vuelvo a cagarla, bueno, te he pedido perdón a ti y a tus hermanos en realidad.
Te he pedido perdón por ser una madre como soy, tal vez la mejor, tal vez la peor, tu lo sabrás cuando seas adulta, yo lo intento como todas las madres: desde el corazón y un poquito la razón. Te he pedido perdón y te volveré a pedir perdón de nuevo cada vez que la cague, porque te aseguro que la cagaré muchas veces. Sólo soy una madre.

Espero así que estos últimos días en mi útero los disfrutes al máximo, porque yo estoy deseando disfrutar de ti el resto de tus días. Ya estoy preparada para recibirte, espero que estés pronto preparada tú para aceptarme a mí.